Solene Moyes
Con lágrimas en mis ojos escribo este texto. Soy una chica muy sensible. Pero como dijo Caron de Beaumarchais “si me río, es como una loca, si lloro, es hasta el punto de llorar. Entre los dos, solo me aburro.” Esa frase resume bastante la tormenta de emociones que viví durante mi viaje en Malingua Pamba. Entre lágrimas, risas, miedos y sorpresas, esta experiencia llenó mi alma de colores y mi mente de dulces recuerdos. Empiezo la historia.
Un día, al otro lado del mundo, una joven se despierta con la certeza de que quiere explorar el mundo. Cansada de soñar con el mundo a través de antropólogos, quiere viajar, conocer, ver, tocar y aprender. Esa joven soy yo, y el 28 de abril de 2023 puse un pie en Ecuador, lista para cambiar mi destino.
Pasaron dos meses, al ritmo de actividades en la biblioteca, cursos de teatro, trabajo de campo y, sobre todo, muchas sonrisas. Habría muchos recuerdos que podría contar: la fiesta de los padres, los conciertos en el autobús, los martes con la Tía Celia, los talleres de pulseras en la biblioteca... Pero lo que quiero contarles es que durante mi viaje, encontré las flores de mi destino. ¿Quiénes son las flores de tu destino? Son todas esas personas que entran en nuestras vidas para sembrar un hermoso recuerdo, una lección, una marca inolvidable...
Elvia, esa es la primera flor, en todo el sentido de la palabra. Una mujer hermosa, fuerte, linda e inteligente. Está Paulino, quien sembró miles de consejos. Estoy orgullosa de haber tenido la oportunidad de conocer a una persona tan inspiradora y valiente. Bolívar, Roberto, Huguito, Jonhcito... que me dejaron mil recuerdos y mil risas. Lucí y Daisy que dejaron imágenes de sus hermosas sonrisas grabadas en mi mente... Clarita y su optimismo sin límites...
Más lágrimas vienen a mí al recordar a esas personas maravillosas a las que estaré agradecida por la eternidad. Gracias, gracias y mil gracias por todo.
Dejaré mi historia aquí, por temor a cansarte como los antropólogos me cansaron. La vida no se trata de soñar a través de una computadora. La vida se trata de atarse los zapatos e ir a conocer las flores de tu destino. Gracias a Pamela por darme la oportunidad de dar otro giro en mi vida. Gracias Malingua Pamba, ¡te digo hasta pronto!